Todos tenemos un perro que nos cambia la vida, que nos hace replantearnos algunas cosas, en mi caso fue un perro adulto abandonado, que estoy segura que alguna vez tuvo un hogar, como la mayoría de los perros en situación de calle que hay en nuestro país.
Llego a mi vida cuando yo tenía 7 años, era negro con Café, pesaba aproximadamente 22 kg, tenía unos ojos cafés oscuros brillantes, que transmitían paz y tranquilidad. Desde que lo vi tuvimos una conexión especial, que hasta el día de hoy no he tenido con ningún perrito más. Con Mac-Iver saliamos a andar en patines, en bicicleta, a caminar y a jugar en la plaza cerca de mi casa. Cuando crecí un poco mas, me acompañaba a comprar el pan, me iba a dejar al colegio, me esperaba afuera hasta que salía y luego nos veníamos caminando, siempre protegiéndome. Cuando había un cumpleaños, el me acompañaba y hasta se subía al taxi que nos llevaba (siempre y cuando el chofer fuera buena onda), jugábamos a que el estaba enfermo y yo lo sanaba, lo disfrazaba, jugaba con todos mis amigos, siempre feliz y moviendo su colita, pero no todo era perfecto, no le gustaban las motos y más de alguna vez me hizo pasar una vergüenza. Fue uno de los perros más queridos por mi barrio.
Siempre quise ayudar a los animales, me crie con patos, gallinas, conejos, gatos, sin embargo, los perros eran mi debilidad. Mac iver llegó a mi vida e hizo que todo tuviera sentido, me impulsó a elegir este camino que llevo recorriendo por 8 años, hizo de mi una mejor persona y de alguna manera siento que salvó mi vida.
Mac iver tenía 10 años cuando se enfermó, era Agosto del 2005 y empezó a decaer, yo no tenía los recursos para poder ir a un veterinario, sin embargo, busque todas las opciones para poder sanarlo. Fui a pedir ayuda, pedí hacer un trueque a cambio de medicina para mi amado perro, pero me la negaron. Mi perro, el amor de mi vida, murió en mis brazos el día 20 de agosto del 2005, fue uno de los dolores más grandes que he sentido, recuerdo perfectamente cuando sus ojos se cerraron, pero me deja tranquila el hecho de que estaba conmigo. Ese día le prometí que sería veterinaria y que honraría su nombre.
Creo que cada mascota le da sentido a tu vida y te ayuda de alguna manera. El me inspiró a ser una buena persona, a querer ayudar y sanar a los animales. Gracias a el soy veterinaria y puedo ayudar a perritos en situación de abandono, puedo poner mi granito de arena entregando medicina a aquellos perritos que no tienen dueños, puedo conscientizar a las personas sobre la tenencia responsable, para que así cada día hayan menos Mac iver en la calle.
Siempre miro a cada paciente a los ojos, porque cada paciente me recuerda al perro que más ame en la vida, cada paciente me da esa energía que necesito para ser feliz, esa energía que solo te puede trasmitir un perro, sí, UN PERRO.
Mi logo, es el fiel reflejo de nuestra conexión, todas las tardes me sentaba con él y lo acariciaba, el solo me miraba con agradecimiento. Solo puedo decir que mi perro fue lo mejor que me paso en la vida. Un perro abandonado le dio sentido a mi vida, un perro abandonado hizo que me convirtiera en una gran veterinaria…
Por siempre gracias Mac iver.
Este retrato fue realizado por @arte_triskel...siganla!!